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lunes, 30 de mayo de 2011

Esperar

Recuerdo hace algunos años, cuando un amor de esos no correspondido me pidió un tiempo para meditar la situación. Para ver si la relación que vivíamos valía la pena, o simplemente era una pérdida de tiempo para ambos.

En una de esas tardes interminables, cuando echas a volar la imaginación pensando en lo que estará haciendo, ¿con quién estará?, ¿qué estará pensando? ¿Acaso estará sufriendo como yo? Más, quizás menos, tal vez nada. No me quedaba mas que esperar, ver los minutos interminables que se hacían horas y las horas días. Y así empezamos....

Esperar, ver pasar el tempo, sentirlo, gozarlo, y ¿por qué no? sufrirlo. Imaginar lo que puede pasar, lo que puede ser, lo que será, lo que no fue, lo que no será. En momento interminables, en segundos tan efímeros. Alejar las tristezas y soledades, y crear nuestra felicidad, creer en ella.

Esperar, ver pasar el tiempo, soñar, vivir en nuestros pensamientos gratos momentos, días de ilusión y también noches de angustia. Crear nuestra belleza, creer en ella.
Amar, querer, sentir al ser amado y aún en su ausencia, tenerlo presente dentro del alma, del corazón y sentimiento, motivo de nuestra inspiración, de alegrías, de tristezas, crear nuestro paraíso, creer en él.
Esperar, ver pasar el tiempo, aceptar lo que pueda pasar, lo que es, lo que fue, lo que es, lo que no y tal vez lo que no será.

Manuel

domingo, 29 de mayo de 2011

Quema mis pensamientos

Quema mis pensamientos y que el humo se disperse en el cielo. Que las palabras que alguna vez tuvieron sentido queden ahí, como solo palabras, que no signifiquen nada.

Y ese humo disperso sea como un alma, un alma errante, un alma vagabunda, en busca de un hogar, de una identidad, en busca de su felicidad, de su tranquilidad.

Algún día mi corazón encontrará cada una de esas palabras y les dará sentido, volverán a ser pensamientos, pensamientos dirigidos a un corazón, a un ser, volverán a vivir.

Y ese cielo que alguna vez dispersó mis palabras será el medio para volverlas a juntar, será la forma de hacerlas llegar a algún corazón el gran amor que tengo que dar.

Manuel

De la mano

Dedico estas sencillas palabras a todas aquellas parejas que se han atrevido a unir sus vidas, por el esfuerzo y dedicación que implica el poder convivir en el día a día y no morir en el intento.

Veo la luz de tus ojos, luz de esperanza realizada, luz que ilumina tu camino, nuestro camino. Senda que nos lleva de la mano, por parajes de alegría, por rincones de tristeza, de júbilo y gozo, incertidumbre y ansiedad. E iremos juntos, paso a paso, con nuestros sentidos despiertos, viviendo cada segundo, viviendo cada momento, aprendiendo en el día a día el uno del otro, aceptándonos.

Veo tu sonrisa sincera, sonrisa de ilusión, de bellos momentos, de aceptar ir a mi lado, de recorrer nuestro camino, nuestro destino, de la mano. Y recorreremos el camino que atraviesa los bosques de la vida, los desiertos de la angustia, rios y mares de esperanza, cielos de libertad.

Iremos de la mano, levantándonos si hay tropiezos, dejando cimientos, construyendo refugios con un soporte de amor, alimentándolos de cariño, de comprensión.

Y llegaremos al final del camino, mirándonos de frente, a los ojos, fundiendo nuestras miradas, con la satisfacción de haber dado nuestro mejor esfuerzo, juntos de la mano, siempre de la mano.


Manuel

sábado, 28 de mayo de 2011

Arena y Mar

En aquellos días en los que tuve oportunidad de caminar en la playa, estuve analizando tanto semejanzas como diferencias que hay entre cosas tan distantes y a la vez tan cercanas como son la arena y el mar.

Por un lado la inmensidad del mar, sus enormes olas, la fuerza que despliegan cada una de ellas, el vaivén poderoso y sin descanso, y así, día tras día, noche tras noche, solo dejándose llevar por la marea, la que dicta sus movimientos diarios, la que asemeja al ser humano que pone su ímpetu, su deseo de llegar a una meta, a un objetivo y que solo lo detiene esa barrera que significa él mismo.

El mar majestuoso, con olas imponentes termina su camino en la arena, con golpes continuos, certeros, borrando las huellas que en algún momento se fueron formando, como la vida misma, de lo que nace y de lo que muere, de lo que aparece para posteriormente desaparecer. Y es la lucha constante, interminable e  infinita entre la arena y el mar, entre el ser y el querer ser.

Cada ser humano mantiene dentro de su alma arena y mar, la lucha constante, interminable entre uno y la otra. Y todos somos tan diferentes, como los diferentes mares, como las diferentes arenas, olas gigantes, olas pequeñas, arenas claras, otras oscuras. Al final no se vencen el uno al otro, el triunfo consiste en mantener el equilibrio entre ambos.

Manuel

Un dulce sueño

Hoy empezaré a poner algunos de mis pensamientos de antaño, de hace algunos años. Aquellos pensamientos que en su momento mostraban aquella angustia que solo los enamorados llegan a sentir. Como en esos momentos uno cree morir y sin embargo sobrevivimos. De pronto aparece aquella personita que te da esa luz, esa ilusión, ese amor que está por ahí escondido y encuentras a veces sin necesidad de buscarlo.

Un dulce sueño.

Anoche tuve un sueño, soñé que la felicidad estaba a mi lado, que una ilusión corría por mis venas, que el sentimiento de amor regresaba a mi.

Pensé por fin que desaparecía la oscuridad que me rodeaba, que un rayo de luz iluminaba mi camino, mi senda hacía el destino.

Creí tener a alguien a mi lado, creí poder abrazarla y sentir su calor, creí que esa imagen etérea era mas que eso, formaba parte de mi espíritu, parte de mi ser, de mi corazón.

Hoy he despertado, he abierto los ojos y siento un vacío, en mi alma, en mi corazón. Nunca existió la imagen, nunca existió la luz, no hubo ilusión ni destino.

Hoy me he dado cuenta de que todo fue un sueño, un dulce sueño.